lunes, 1 de febrero de 2010

La ruina al rejuvenecimiento

A la hora de comenzar un nuevo proyecto siempre nos encontramos con que tenemos que enfrentarnos a una problemática que viene dada por una serie de condicionantes como pueden ser por ejemplo el lugar en el que ha de ubicarse la nueva idea, el programa que ha de albergar el nuevo edificio o el tipo de gente a la que ha de dar servicio dentro de el. En este caso el proyecto que se nos plantea consiste en dar un nuevo uso al obsoleto puente del High Bridge, que es el puente mas antiguo que queda en pie en Nueva York hoy en día, convirtiéndolo así de nuevo en un hito de la ciudad. El puente, que se sitúa sobre el rió Harlem, se construyó como parte de un acueducto para dar servicio a la ciudad. Antes de sufrir la remodelación el puente constaba con 15 arcos de fabrica de ladrillo, que posteriormente se sustituyeron 7 de los arcos situados sobre el agua del rió por un arco de acero que se eleva unos 40 metros sobre este.

Este proyecto surge como propuesta de un concurso cuyo objetivo principal con la rehabilitación del puente es que sea capaz de unir e integrar los 2 distritos en los que desemboca que nos introducen directamente en la problemática del proyecto: dos tramas urbanas completamente diferentes entre si, individuos que no tienen semejanzas entre ellos en uno y otro distrito, distintos niveles económicos y culturales, incluso una diferencia topográfica dada una gran diferencia de cota entre ambos terrenos. Como vemos son inmensas las diferencias entre ambos barrios. Por un lado el distrito de Manhattan, “el distrito del dinero y el capitalismo”, un lugar de vida cómoda, con edificios que le dotan de un aire importante y elegante como pueden ser el Museo Guggenheim de la ciudad de Nueva York o el Empire State entre otros, un distrito de trazado regular, con manzanas ortogonales y que cuenta con grandes zonas verdes como Central Park o el High Park, este ultimo en las inmediaciones del puente a rehabilitar. Y en la otra orilla, el Bronx, un lugar no tan afortunado, que durante muchos años ha sido una de las zonas más pobres del continente, con un elevado índice de delincuencia que precisamente se ha ubicado en los últimos años en los alrededores del abandonado High Bridge. Ambas zonas se distinguen también por la procedencia de sus habitantes extranjeros, mientras que en Manhattan abundan europeos en el Bronx la mayoría de sus inmigrantes son latinos o afro americanos.



Con todas estas diferencias entre principio y final del puente se ha de llegar al fin de esta rehabilitación, que es albergar una incubadora para las artes, una instalación publica que consiga fomentar el desarrollo de la experimentación, el desarrollo y que potencie los efectos positivos que las artes ejercen sobre el desarrollo de la ciudad para aunar ambos distritos. Una pasarela. Una calle más. La idea es crear un lugar donde los artistas puedan desarrollar su carrera a través de servicios como la enseñanza, la consultaría legal, la concesión de licencias y la promoción. Espacios que deberán ser utilizados para la difusión entre todos los individuos que forman la comunidad y la educación artística. De este modo los artistas que acudan a este nuevo centro dedicado a las artes encontraran medios para su formación, lugares en los que crear y exponer sus obras, con ayuda de expertos en consultaría y promoción. Otro elemento fundamental de este proyecto es que sea capaz de comprometer a la comunidad proporcionando una instalación en la que conviva la diversidad étnica de los residentes y que les permita enseñar a los demás su patrimonio artístico y cultural único. La arquitectura es puro artificio es arte, así encontramos una relación directa entre el trabajo a realizar y el programa que ha de albergar la propuesta.
 
Así, teniendo en cuenta toda esta serie de condiciones que se nos plantean al tantear los inicios del proyecto, comienza a surgir la idea que servirá para rehabilitar el puente. Encontramos varias opciones a la hora de abordar esta petición, podemos situarnos sobre o debajo del puente en sus inmediaciones en los accesos o en cualquiera de los puntos que se encuentran accesibles a este. Después del planteamiento de todas las condiciones que influirían a la hora proyectar decidí colocarme sobre el puente para dar un uso primordial a su pasarela ya que actúa como distribuidor y nexo de unión de todo el complejo. Encontramos aquí el primer artificio del que antes hablábamos cuando adquiriere así un plano horizontal que se nos presenta como un espacio añadido, como una cubierta plana transitable que nos permite tener una vista de la ciudad peculiar y única, como ocurría en la obra de Rem Koolhaas “Two Patio Villas”. Un plano continuo que con pequeñas modificaciones y al unirse con otro plano horizontal que se encuentra a diferente cota crea las rampas que dan acceso y que estas a su vez al dividirse en pequeños tramos formados por planos horizontales crean las escaleras que ofrecen este mismo servicio. La idea es exprimir ese plano horizontal ya existente al máximo valorando el espacio libre que ofrece que formara parte de un espacio en el que podrán interactuar todos sus usuarios. Adquiere gran importancia este espacio como un soporte artificial de distintos niveles naturales.
 
 
 
Una vez que ya tenemos esta parte importante del proyecto, un nexo y unos accesos que darán servicio a un nuevo complejo que hará la función de coser dos tejidos urbanos completamente diferentes. Esta pasarela lleva muchos años cerrada al paso de gente por su superficie, lo que supondrá otro cambio añadido ya que no es concebido por la comunidad por un lugar transitable para ellos. Junto con esta pasarela pública se plantean una serie de módulos que albergaran cada uno un solo uso, distribuidos a lo largo de toda la pasarela y cada uno de ellos se encuentra empotrado a la pasarela del puente. Se conciben así tres tipos distintos de módulos que varían en uso, tamaño y forma. Comenzando por el de menor tamaño el primero es un modulo dedicado a albergar despachos de consultaría, promoción, concesión de licencias, etc. donde los artistas que hagan uso de este complejo podrán encontrar toda la ayuda e información que les sea necesaria. En segundo lugar encontramos un modulo dedicado a talleres, estudios o aulas de formación con un tamaño medio. Finalmente el modulo de mayor tamaño que albergaran, uno de ellos una pequeña biblioteca donde podrán documentarse e inspirarse y galerías donde exponer el trabajo realizado por los mismos.

Como el objetivo primordial de este proyecto es que la comunidad local visite este lugar se colocaran también una serie de módulos en los accesos al puente para incitar a que visiten el mismo y que actúen como entrada al complejo.

Historias de GIGANTES

Cuzco IV se trata de una moderna e impresionante torre de oficinas de 22 plantas en el corazón del distrito empresarial de Madrid, situado en el paseo de la Castellana, y que fue construido entre 1975 y 1979. Su arquitecto, Mariano García Benito, no figura justamente entre los arquitectos más mediáticos de la arquitectura madrileña. Este carácter de anonimato de su arquitecto, unido a su situación, ligeramente distanciada de la celebre manzana del distrito financiero y comercial de AZCA, y a su altura, inferior a lo que su diseño y concepción merecen, han contribuido de alguna manera a que este magnifico edificio nunca se halla considerado como perteneciente a la elite de la arquitectura madrileña. Gran Error. La elegante composición fragmentada por capas de sus volúmenes, y la exquisita articulación de sus proporciones en sus distintas fachadas, unido a las texturas rugosas de sus prefabricados complementados con el color ocre de sus superficies acristaladas, hacen de este edificio un magnifico ejemplo de lo que debe ser un elegante y funcional edificio en altura.

Atendiendo a las características de este edificio encontramos como primordial su composición por distintos volúmenes, prismas en este caso, que dotan al edificio de una especial singularidad. Así podríamos decir que proviene o que recibe grandes influencias de la arquitectura del neoyorkino Raymond Hood, arquitecto que llevo su arquitectura del neoclasicismo al estilo Art Decó. Este ultimo es un sentido una amalgama de muchos estilos y movimientos diversos del temprano siglo XX como el constructivismo el cubismo o el estilo de la Bauhaus y que se inspira en las primeras vanguardias. Encontramos características comunes entre el estilo Art Decó y este edificio madrileño como son las formas cúbicas, las agrupaciones de distintos volúmenes (prismas o trapecios), el color, el fuerte sentido de la línea o la ilusión de pilares.

De este mismo arquitecto son también algunos de los edificios que podemos considerar familiares directos de Cuzco IV, como el Daily News construido en 1929, conocido popularmente por servir como modelo para el Daily Planet en el que Clark Kent trabajaba como periodista, fue uno de los primeros rascacielos que se construyo sin una corona ornamental. Podemos considerarlo un precursor de otro de los familiares que atribuyo a mi edificio del paseo de la Castellana, que es el Radio City, situado en el famoso complejo comercial del Rockefeller center que supuso en reto ya que era la primera vez que se construía unificando tres manzanas. Se denominaba como una ciudad dentro de la propia ciudad. La construcción de sus 70 plantas, terminada en 1933, amedrenta nuestra versión de este hito, pero que cincuenta plantas mas aguantaría la comparación sin vacilar.

Desviando la mirada de las impresionantes creaciones de Raymond Hood, también encontramos parecido en edificios como el Phoenix Rhein-rohr AG en Dusseldorf, de los arquitectos alemanes Helmut Hentrich y Hubert Petschnig construido en 1960, en el que fácilmente podemos ver que comparte algunas de las características que antes hemos otorgado a Cuzco IV como son la composición por diferentes volúmenes, el color o el fuerte sentido del que se dota a la línea.

Quedándonos mas cerca, incluso sin movernos del emplazamiento de Cuzco IV, el paseo de la Castellana, encontramos la Unión y el Fénix, producto de un polémico y tortuoso concurso que finalmente gano el arquitecto madrileño Luís Gutiérrez Soto tras realizar unas cuantas modificaciones sobre la marcha al proyecto que en un principio iba a ser presentado a concurso dando lugar a esta sobria y elegante adaptación a pequeña escala del rascacielos neoyorkino que fue construida entre los años 1966 y 1971.
Por ultimo durante la búsqueda de familiares de mi edificio encontré este desconocido pariente que bien podríamos considerar una versión modernizada de Cuzco IV.
 
Después de este breve paso general por los familiares creo que hay que destacar la influencia de Raymond Hood en la construcción de este edificio, y al tomarlo como un conjunto en su emplazamiento considerando los centros comerciales y financieros de AZCA y la CTBA, nos lleva directamente a las ciudades de torres de este arquitecto neoyorkino, que no son mas que una versión sutilmente modificada del actual Manhattan en la que varias torres completan una manzana creando una especie de bosque urbano para solucionar los problemas a los que se ve sometida una ciudad de este tipo. Estas crean un impresionante horizonte que puede ser divisado desde cualquier otro punto del núcleo urbano.

Este tipo de ciudad compuesta y compleja, a mi parecer, podría ser el caso del Madrid que vivimos hoy en DIA, una ciudad en la que encontramos en diferentes zonas una serie de torres que conforman distintas manzanas en los alrededores de Cuzco IV. Este esta situado entre dos importantes ejes, Torre Picasso/Torre BBVA y Torres Kio/Torres del norte. Aunque bien es verdad que dista bastante de la particular idea que concibe Hood, ya que estos dos ejes están ligeramente desviados del eje central que posee la cuidad de Madrid y por eso mismo, carentes de centralidad. La idea del arquitecto neoyorkino posee mayor densidad en el centro y menor en la periferia, como por ejemplo el proyecto “Arrebato”, una descarada propuesta para poner en practica su idea de Manhattan dando una mayor densidad al centro de la manzana liberando así el resto del espacio descongestionando el trafico y las actividades que se llevan a cabo dentro de la ciudad y aportando una nueva forma de percibirla a cualquier escala. Un refrán dice que las comparaciones son odiosas pero inevitables, el mismo Federico García Corca se reía de los altos edificios de Manhattan y los llamaba rascaleches ironizando el nombre que se les había dado de rascacielos. Algo similar sentimos nosotros al observar y comparar nuestras torres urbanas con las de las capitales americanas o asiáticas, en las que la esbeltez de los edificios más altos alcanza proporciones verdaderamente impresionantes.

Madrid no es una ciudad que destaque por las grandes dimensiones de sus rascacielos, en cambio sus edificios en altura aportan gran singularidad a la ciudad. Observando el perfil de los edificios madrileños más altos y centrándonos en su emplazamiento, nos damos cuenta de que responden a un esquema norte-sur, como si de una simple repartición monetaria se tratase. En el norte se levantan las torres, los edificios de gran altura, torres pertenecientes a bancos, oficinas, etc. Las

torres del dinero, como las torres de plaza castilla, las torres kio, Cuzco IV, el complejo comercial y financiero de AZCA...mientras que en el sur apenas consiguen elevarse del suelo edificios mucho más modestos en

todos sus aspectos.
 
Pensando en esta problemática, me lleva a hacerme una pregunta que tal vez no necesite respuesta, ¿Posee la capital española, gracias a la incorporación de estos “gigantes”, un skyline o un horizonte, al mas puro estilo de Manhattan?
Planteándonos esta cuestión, creo que gracias a estas relativamente nuevas construcciones, Madrid acoge un nuevo perfil sugerente y singular con su reciente incorporación a su urbanismo. A diferencia de la línea de horizonte que nos aportan ciudades como Nueva York, el skyline de Madrid no solo queda definido por sus edificios mas altos visibles desde todos los puntos del núcleo urbano sino que también lo conforman, visualizándolos a modo de horizonte, algunos de los edificios históricos que se encuentran en la ciudad pese a su menor altura, y todo ello gracias al estratégico emplazamiento de estos últimos, sobre montículos o resaltos que no permiten que su altura sea un impedimento en cuanto a visión se refiere. Así podemos decir que los “gigantes” de Madrid no se miden solo por su altura.

El horizonte de Madrid, o de cualquier ciudad en realidad, nos permite descifrar su historia, refleja el poder religioso, militar, político o económico que ha tenido o tiene la ciudad, representa en coordenadas cartesianas la evolución de la arquitectura a lo largo del tiempo. Así mismo podemos hacer una diferenciación dentro del perfil urbano que nos ofrece Madrid, que podríamos considerar que comenzó a crearse en el siglo XX: el perfil de los rascacielos y el perfil de las calles de la capital.
 
El panorama urbano que nos aportan los rascacielos madrileños es muy variopinto y comenzó con la construcción de ellos en las inmediaciones de la Gran Vía y que a partir de la década de los 80 dejo paso a la creación de grandes complejos aislados a las afueras del distrito de Madrid que son los que hoy en DIA nos aportan mayor singularidad al horizonte de la ciudad. La construcción de estos edificios de gran altura en Madrid ha roto la escala de la ciudad ampliando sus límites, se ha modificado la escala de referencia y la relación entre la ciudad y los pueblos que la rodean, dotando de gran importancia a esos edificios. La existencia de este tipo de construcciones en la ciudad dotan al viandante de una visión completamente diferente de la ciudad cuando pasea por ella.
 
Por otro lado, el panorama de las calles y las plazas que se encuentran en la capital viene dado por la topografía ya existente, que nos permite en algunas calles céntricas divisar los límites del casco urbano a modo de skyline. Este es el caso por ejemplo de la Gran Vía, que gracias a su anchura y su cambio de pendiente ofrece una vista muy singular desde cualquiera de los puntos en los que nos situemos.
El urbanismo de Madrid por un lado carece de referentes y de objetivos respondiendo mas a oleadas de especulación o política que a una necesidad vital de la ciudad, como podría ser esa mencionada descongestión o la creación de una “ciudad verde” pensada para las personas que se mueven por ella a pie, sin necesidad de utilizar ningún vehiculo de transporte. Pero tal vez nos centramos demasiado en sus trabas, en sus pasos en falso, en sus errores... ¿no podría ser esta manera de urbanizar, justamente su peculiar personalidad?
Cierto es que por un lado comenzando como ejemplo con las Torres del Norte, situadas en Plaza Castilla, se perciben como cuatro cohetes a punto de despegar, pero el caso es que no terminan de hacerlo. Un acercamiento al modo de construcción neoyorkino sin tan siquiera llegar a rozarlo. Tal vez se trate de un intento frustrado de dotar a la ciudad de un horizonte nuevo en el que estas torres no terminan de destacar sobre el plano de las cornisas de los tradicionales edificios que conforman el casco histórico de la ciudad, quedando mermadas por su falta de ambición y su aislamiento. Aunque por otro lado, precisamente podríamos considerar que este aislamiento resalta la megalomanía de su propia concepción, ya que le aporta a los edificios cierta distinción, un delirio de grandeza, la ilusión de que desde su ubicación controla todo: trabajo, emociones, etc., al mas puro estilo de la ciudad de ciencia ficción de Mordor como el ojo que todo lo ve desde esa peculiar posición que posee. Entonces, ¿se sobreestima la capacidad de estas, o son justamente las cosas menos llamativas las que conforman su grandeza? Así mismo encontramos gran número de ejemplos de este mismo tipo dentro de la capital, como el edificio de Cuzco IV situado en la plaza de Cuzco, en pleno corazón de Madrid. Este, a pesar de su lograda ubicación, se enfrenta a otro tipo de problemas como son su insuficiente altura, o mejor dicho su poca esbeltez, lo que hace que la construcción pase algo mas desapercibida cuando caminamos a su lado.

Pero las consecuencias de este nuevo perfil que esta generándose en Madrid con el paso de los años van mas allá de lo visual, el crecimiento en altura crea una referencia de proximidad y de localización al centro, aportando al ciudadano seguridad y convencimiento de que es partícipe de un proyecto común. Las personas que se desplazan a la ciudad, por fin, tienen una referencia, un hito, pero también, una identidad. Guste o no, por fin tenemos una imagen a la que identificar nuestros fracasos o victorias.
Madrid no es Nueva York, ni quiere serlo, es una ciudad diferente en su escala y su dinámica, pero es una ciudad igualmente admirable.
 
 

Mapa conceptual